Antes de hablar del recuerdo, una explicación. Quería terminar esta serie de recuerdos antes o de mi cumpleaños, pero a medida que se aproximaba la fecha me di cuenta que no iba a ser posible. Me estaba poniendo una presión de publicar todos los días, y eso me impactaba negativamente en otras cosas. Esta bien ponerse presión, pero tampoco es cuestión de flagelarse con las expectativas propias. Somos humanos al fin y al cabo. Como muchas otras cosas de estos últimos dos años, el progreso vale aunque no se alcance esa imagen ideal que nos hacemos en nuestras mentes. Creo que esa lección la he aprendido, junto con aquella de que si las cosas no salen como las imaginamos, pues hay que adaptarse y soltar. Así que ahora publicaré sin esa presión, al final el ejercicio es válido más allá de una fecha arbitraria.

Hace un año llegaba a casa después de casi un mes de mi particular viaje de carretera. Junto con mi compadre Alejandro, y motivado por su mudanza (o en realidad, excusándonos con eso) nos fuimos desde Atlanta hasta Seattle por carretera. De ese viaje podría escribir 10 publicaciones, de todas las cosas que vimos y vivimos. Tal vez lo único que haría diferente sería tomar más tiempo para hacerlo, pero por otro lado creo que el hacerlo en un tiempo relativamente apretado también tuvo su efecto interesante en el como se procesaban las experiencias, una especie de viaje espiritual con stress inducido.

Por que ese viaje fue eso, una especie de viaje espiritual, de relanzamiento y de reinvención. Creo que ya conté alguna parte pero durante ese viaje tomé el impulso de iniciar una serie de cambios de alimentación, de enfoque ante ciertos problemas, y de dejar de fumar.  Un viaje de levantarse y resurgir entre las piedras, como dice Chucknorris.

Y hablando de Chucknorris, es gracioso, por que es una banda venezolana de la que fui pana de dos de sus integrantes cuando ellos estaban en otras bandas, que compartieron fases de mi época de rocker universitario, y luego incluso mis primeros pasos profesionales. También el primer disco de Chucknorris, por allá por el 2006, me había gustado tanto que incluso se lo regalé a mi amigo Fran de A Coruña cuando Jeyli y yo fuimos por allá en nuestra luna de miel, por que era una digna representación musical de lo que se producía de este lado del charco. Sin embargo, el segundo disco de Chucknorris para mi había pasado totalmente debajo de la mesa, probablemente por que salió cuando estábamos en pleno proceso de la enfermedad de Jeyli. Pero gracias a Spotify y conexiones LTE estables en el medio de las autopistas más apartadas, sonó bastante durante las incontables horas que pasamos en el carro de mi compadre. Y por supuesto, la lírica de esa canción venía perfectamente con el viaje, el renacer, y la carretera (aunque gracias a dios, sin frenazo al final).

Un año después sigo aprendiendo y ajustando en este camino que llamamos vida, por que al final, solo queda el pavimento y la luz.

PD. Una dedicatoria especial al Sebas, que ayer llegó a este mundo. Felicidades Stephanie y Ale.

Todo lo que aprendí en la carretera
Todo lo que viví entre fronteras
Las veces que caí y que morí por vez primera
Cuando me levanté y resurgí entre las piedra
Cuando me levanté y resurgí entre las piedra
En cada estación de nuestras vidas
Siempre creemos que no hay más salida
Y aunque la mecha esté siempre encendida
Ten fe, no va a explotar la
dinamita
Cuando me levanté y resurgí entre las piedras
Cuando me levanté y resurgí entre las piedra
Sólo quedan el pavimento y la luz, la luz
Sólo queda el camino abierto y la luz, la luz
Sólo quedan el pavimento y la luz, la luz
Sólo queda el camino abierto y la luz, la luz
La carga es pesada y acelero a todo lo que da
La carretera nos aguarda sin piedad
Sorpresas en las curvas esperan con ansiedad
Manos al volante, ruedas al pavimento
Vamos traficando, cada sentimiento No sabemos el final del kilometraje
Acumulando vivencias en este viaje
Cuando me levanté y resurgí entre las piedras
Cuando me levanté y resurgí entre las piedra
Cuando me levanté y resurgí entre las piedra
Cuando me levanté y resurgí entre las piedra