Aunque no lo parezca, esta no es una publicación acerca de fitness, de hecho, esta no es una marca importante para esos atletas que corren a un paso de 5 minutos el kilómetro, pero yo no soy uno de esos atletas, aún. Tampoco es un número redondo, como podían ser los 8 km en una hora a los cuales estaba apuntando. Sin embargo, para mí fue interesante la experiencia desde otro punto de vista.
Un poco de contexto. Unos tres meses atrás decidí salir a caminar/trotar/correr al menos 3 veces a la semana. El objetivo: tener un espacio de sosiego y reflexión en el medio de mis jornadas. A diferencia de otro tipo de ejercicios, el caminar/trotar/correr me permite ponerme mis audífonos y desconectarme del mundo y de mis pensamientos, entrar en un estado casi-meditativo con el ritmo de mis pasos, de mi respiración y de la música. Cuando comencé esta rutina, aún con bastante sobrepeso corporal y arrastrando años de fumar entre 20 y 30 cigarrillos diarios, me tomaba un poco más de una hora en caminar 5.4 km (y quedaba bastante agotado por el esfuerzo). El 15 de junio ya notaba la mejoría de 6 semanas de rutina y de haber perdido algo de ese sobrepeso, logrando hacer los mismos 5.4 km en 52 minutos. Básicamente, en 6 semanas le había reducido 10 minutos a la misma distancia.
En algún momento se me ocurrió que cada cierto tiempo debería ver cuanta distancia logro recorrer en una hora (lo cual me parece más interesante que simplemente reducir el tiempo de la misma distancia) para ir midiendo mi progreso. En esos intentos progresivos he ido mejorando, primero 6 km, luego 7,18 km, y luego, este reciente intento.
Estaba convencido de que podía lograr los 8 kms en una hora. En retrospectiva, no estoy muy seguro por qué, pero lo estaba. En estos meses me he dado cuenta que tan importante como el estado físico, el estado mental y emocional con el que asumo cada sesión es determinante en los resultados que logro. Al principio tenía la impresión de que entre más cosas tenía que sacar de mi cabeza, mejor lo hacía, aunque es cierto que algún día salí a correr sin muchas preocupaciones, digamos que inspirado, y los resultados fueron igualmente positivos.
Pero el viernes anterior a este intento mi estado de ánimo era el peor en muchos meses. Cientos de sentimientos y pensamientos, en su mayoría conflictivos, giraban en mí cabeza, y en lugar de aislarlos al correr, simplemente no pude correr más, no lo estaba sintiendo. En resumen…
Aún así, el lunes, a pesar de no estar en el mejor estado de ánimo, tuve una buena sesión (normalmente dos días de descanso ayudan en eso) así que al día siguiente me dije que iba a intentar ir por los 8 km en una hora, que estaban a mi alcance. Que todo ese conflicto interno, como podía ser un obstáculo, podía ser un combustible.
Y así comencé mi búsqueda de ese objetivo, convencido de lograrlo. Con el paso de los minutos que se fue haciendo evidente que no llevaba el ritmo necesario, al principio me lo tomé con calma, pensando que el ritmo se elevaría de forma natural, y cuando me dí cuenta en el último cuarto de hora que no sería suficiente hice un intento desesperado de aumentar el ritmo, pero ya el nivel de desgaste no me iba a permitir cerrar la brecha, y a pesar del esfuerzo, solo logré llegar hasta 7,77 km en la hora.
Al principio me sentí un poco decepcionado de no haber alcanzado lo que me había propuesto, lo cual no es sorprendente, porque a pesar de todo aún no llevo muy bien lo de perder, así sea contra mis propias expectativas. Pero luego de evaluar la situación de una forma más calmada concluí que no tengo nada que reprocharme, al contrario, logré mi mejor marca, y aunque suene cliché, uno debe hacer su mejor esfuerzo, poner el corazón en algo y creérselo, sin miedo. Los resultados puede que no sean los que uno quería o esperaba. A veces el tiempo no es el correcto, a veces las circunstancias juegan en contra y, muchas veces, nos convertimos en nuestro peor enemigo. Tampoco debe uno administrar sus esfuerzos de forma conservadora, eso puede ser tan contraproducente como forzarlo todo de forma acelerada.
Al final, haz tu mejor esfuerzo y siéntete en paz, y si no es paz lo que sientes, sino tristeza, frustración, ansiedad, o cualquier otro sentimiento no tan positivo, tampoco huyas de ellos, son parte de nuestra vida y de lo que nos define, úsalos a tu favor en tu próximo intento, porque si, eso es importante, procura siempre un próximo intento.
Mientras tanto, tal vez no logré los 8 kms esta vez, pero 7,77 tiene algo de buen augurio, y sin duda es mejor que 6,66 (y mucho mejor que 5,4).