Dados los acontecimientos ocurridos en Venezuela esta semana, estuve pensando si el día de hoy debía publicar un recuerdo, publicar un espacio en negro donde debería haber un recuerdo, o no publicar nada. Al final pienso que lo que menos debemos hacer es dejar de expresarnos. Así que me expreso con este recuerdo musical, de uno de los mejores discos de Metal de todos los tiempos (por que sí, hay que hacerle espacio al Metal) que además tiene que ver con lo que nos pasa como país.
Durante algunos años, mi rutina de los sábados era encontrarme en Chacaito con mis amigos Christian y Marcel y pasear por todas las tiendas especializadas de música Heavy Metal de la zona, para luego ir a casa de uno de ellos dos a escuchar algún nuevo disco recién comprado (que no era muy habitual) o escuchar discos clásicos que ya teníamos. Pasábamos por CD City, que era la que tenía cosas más raras y vanguardistas, para después pasar por Allegro y mentarle la madre al viejo por los precios que tenía de los instrumentos que no podíamos comprar, luego salíamos a la que estaba hacia el final del bulevar (que tenía pauta publicitaria en Rockadencia pero que aparte de eso no era muy buena) y después nos regresábamos a Blue Note e incluso, a veces, nos aventurábamos a Don Disco. Acto seguido, metrobús para La Trinidad a casa de Marcel a pasar la tarde rockeando. Era un país donde chamos de 14 o 15 años hacíamos eso sin supervisión adulta sin que fuera el fin del mundo. Donde no teníamos dinero para comprarnos todo, pero habían cosas para comprar, y si uno ahorraba algo de la mesada durante un tiempo podía irse a comprar un disco. Nada del otro mundo ¿no? Millones de chicos hacen eso en todo el mundo incluso hoy en día.
Excepto que la Venezuela actual parece otro mundo, en el cual una experiencia así es impensable. La miseria, la inseguridad personal, el aislamiento con el mundo y la falta de libertades lo hacen impensable.
Yo no voy a dramatizar lo ocurrido hoy como Golpe de Estado por que para mí el hilo constitucional se rompió después de las elecciones del 5 de diciembre del 2015, cuando la saliente Asamblea Nacional chavista nombró de forma irrita unos magistrados del Tribunal Supremo de Justicia que hoy son simples ejecutores del Dictador. Todo lo demás, el desconocer las elecciones de Amazonas, el desconocer el referendo revocatorio, el suspender las elecciones regionales y el usurpar las competencias Constitucionales de la Asamblea son consecuencias lógicas de esa misma ruptura. Aún más que eso, es consecuencia de que como dice esta canción, los venezolanos bailamos al son de esta Sinfonía de Destrucción como ratas encantadas por el flautista durante muchos años.
Pero mientras podamos debemos hacerles resistencia, denunciarlos y ridiculizarlos, cada quién con las herramientas que pueda, cada quien en su ámbito. Debemos conectar con nuestros quinceañeros metaleros internos y rebelarnos ante la destrucción.
You take a mortal man
And put him in control
Watch him become a god
Watch people’s heads a’roll
A’roll, a’ roll
Just like the Pied Piper
Led rats through the streets
We dance like marionettes
Swaying to the symphony
Of destruction
Acting like a robot
Its metal brain corrodes
You try to take its pulse
Before the head explodes
Explodes, explodes
Just like the Pied Piper
Led rats through the streets
We dance like marionettes
Swaying to the symphony
Just like the Pied Piper
Led rats through the streets
We dance like marionettes
Swaying to the symphony
Swaying to the symphony
Of destruction
The earth starts to rumble
World powers fall
A’warring for the heavens
A peaceful man stands tall
Tall, tall
Just like the Pied Piper
Led rats through the streets
We dance like marionettes
Swaying to the symphony
Just like the Pied Piper
Led rats through the streets
We dance like marionettes
Swaying to the symphony
Swaying to the symphony
Of destruction